Perspectiva, esa herramienta resiliente

El tiempo ha pasado, y por fin, como todo lo que parece que no va a llegar nunca... Dejamos atrás mayo y la horrible Oposición.
Y es que cuando comencé a coger los libros y decidí sacrificar los viajes, el tiempo con mi familia y mis amigos para dedicarlo a tragar todo el temario que suponía la OPE de Madrid, ignoraba la cantidad de cosas de las que me percataría durante los meses que vendrían.

Todo comenzó un día en el que eché un vistazo a Instagram, a uno de esos Stories donde la gente cuelga todos los planes maravillosos que hacen y, de repente, no sentí ni un ápice de envidia o nostalgia. No cambiaba mi salón y mis ratitos nocturnos de Netflix con mi marido por esa playa, ni ese viaje al otro lado del mundo. Fue así como me di cuenta de que estaba donde quería estar porque durante meses no había estado disfrutando de mi casa ni del placer de estar conmigo mismo: mi cuerpo me pedía el relax de mi entorno más casero desde hacía tiempo. Consejo: haz siempre caso a las alertas de tu cuerpo.

Poco antes viví con desagrado el testimonio de un amigo que me contaba que había coincidido en una mesa con unas personas que, desconociendo que él era mi amigo, me criticaban porque "enfermero Perti" daba mala fama a la profesión; era imposible que una asociación como FFPaciente no se lucrara, "¿de dónde sacan los recursos para hacer todas esas cosas? ¿Y los seguidores?" ...Suspiro... "Pues de mucho trabajar, cariño", le decía yo a mi amigo.
Aquéllos eran los haters del 1.0, sin duda. Igual de moscardones o más que los digitales, si cabe.

A la par en mi hospital llegaba la movilidad interna, ésa que permite al personal fijo (porque el resto no vale aquí) elegir otro destino en base a los años que llevan trabajando (que le den a la implicación, a los proyectos, a la vocación y a las buenas prácticas. Nada de eso importa).
En fin: ello me desvincularía de forma indefinida de mis queridos Cuidados Paliativos después de tantísimo años para llevarme a una Unidad que ni controlo, ni manejo ni me terminaba de gustar. Bueno, en realidad podía haber escogido otra diferente... Pero no me habría dejado tiempo para estudiar. Así que cabeza alta y al toro.

Así que nos encerramos unos meses a estudiar sacrificando el tiempo para hacer lo que verdaderamente te gusta y con la sensación de que los gestores de tu hospital no te valoran (y que además les da exactamente igual cómo te sientas); el sentimiento de que hay gente que ataca gratuitamente tu asociación; la sensación una y otra vez de que los resultados de los simulacros no acaban de mejorar; tener que dar explicaciones a tus seres queridos de por qué hoy no puedes ir a verlos o no puedes quedar o sintiéndote menos útil en tus proyectos porque por un tiempo debes dejarlos aparte mientras los demás curran más...

Y es justo durante esos meses, fíjate tú por dónde, cuando de repente alcanzas LA PERSPECTIVA que necesitabas para ver ABSOLUTAMENTE TODO con los ojos con los que hacía falta apreciarlo. Desde ese mundo que sigue girando, por fin te das cuenta:
  • De cómo las RRSS se tornan los meros instrumentos de comunicación que son: ventanas que la gente mal o bien utiliza para mejorar su vida o bien para demostrar su falta de autoestima; que los haters son personas que ignoran la información completa y a las que hay que ignorar;
  • Que la pésima y nefasta gestión de tu hospital se convierte en una lección de lo que jamás debes hacer y que, en el siguiente centro que trabajas, procurarás mejorar;
  • De que las galas y fiestas a las que te invitan no son más que escenarios donde ensalzar el ego de gerentes, gestores y sindicalistas del mundo de la Enfermería, muriéndose por fotografiarse para seguidamente poner pies en polvorosa. Otro ejemplo de lo que huir;
  • De que es la gente que te quiere la que procura entender tu situación, la comparta o no;
  • DE LO IMPORTANTE QUE ES CUIDARTE, DESCONECTAR Y PONERTE EL PRIMERO en tu lista de prioridades (porque nadie más lo va a hacer);
  • De que AHORA es el momento de VALORAR tu casa, tus amigos, tu gente. Nunca sabes si mañana será demasiado tarde.
  • De viajar aunque sea sólo el fin de semana. De decir NO a esa Jornada a la que no estás seguro de asistir porque estás cansado y dedicarte ese fin de semana a ti. Aunque sea para irte tú solito a la montaña y relajarte. Invierte. Invierte en ti.
  • De que ese servicio para el que no vales (efectivamente, los enfermeros, por mucho que el sistema se empeñe, no valemos para todo) al menos te está enseñando a procurar empatizar con otro tipo de pacientes, aunque te cueste. Todo pasa por algo y de todo se aprende.

Yo siempre he dicho que una oposición es un sistema injusto, al que por supuestísimo que jamás volveré a dedicar el tiempo que le he dedicado si no saco una plaza, donde no se valora nada de lo que se debería valorar. Pero llegó el examen, lo haces lo mejor que puedes y todo termina. Una mierda de nota para lo que has estudiado, es cierto, pero ya has acabado. Sin embargo, todo eso que te habías planteado hacer y retomar para cuando toda esta odisea acabase, ha cambiado. Ya no eres el mismo. Has comenzado una resiliencia conseguida desde la perspectiva que todos estos meses te han hecho adoptar.

Y ahora me dedicaré mucho más a mis amigos, a mi familia, a mi hogar y a hacer lo que verdaderamente me gusta y, siempre, con la premisa de no sacrificar ni un ápice de mi salud mental o física por ello. Voy a cuidar el mundo 1.0 que realmente me define:

Loli, Alicia, Sara, Rocío, Rafa... me han enseñado a ser un buen
enfermero sin estar en redes sociales. Son héroes anónimos.
La sonrisa de un paciente me hace querer
regresar al hospital. Pero es la de David la que
me hace dormir si el día fue mal.
















Ella es la mujer de mi vida: mi madre, aunque a veces se
lo haga pasar un tanto mal.















María, Antonio y Carlos me enseñaron lo que significa
que no te juzguen, DE VERDAD, hagas lo que hagas.

Me encanta el deporte. Pero no es nada si de cuando en
cuando no lo comparto con los que quiero, como con Ana.








Recuerda: cuando sufras una crisis, elévate y míralo todo CON PERSPECTIVA, en su conjunto, con todos los elementos que existen en el tablero de juego porque todos aportan un mensaje al conjunto: ¿a qué le dedicarás tiempo? ¿Qué merece la pena cambiar? ¿Qué no puedes cambiar? Y hazlo siempre con la siguiente premisa: tu cuerpo y tu mente son el único y verdadero hogar que posees: cuídalos por encima de todo y de todos, y conseguirás ser el verdadero profesional capaz de CUIDAR CON CALIDAD a las personas vulnerables a tu cargo.

Marcos, César, Josito... Las personas que te animan
a seguir siendo como eres y haciendo lo que haces.

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